En la medianoche del 26 de mayo de 1940, Winston Churchill daba luz verde a la Operación Dinamo. Dunkerque, en Francia, era el lugar escogido desde donde, del 27 de mayo al 4 de junio, se evacuarían a 338.226 soldados en una de las mayores retiradas de la historia. La consecuencia fue que Francia se vio obligada a firmar un armisticio con la Alemania nazi el 22 de junio de 1940, que condujo a la ocupación del país. Como muestra de humillación, Hitler impuso que el documento se rubricara en la misma población, el mismo lugar y el mismo vagón de ferrocarril en el que se había firmado la rendición alemana tras la Primera Guerra Mundial en 1918. Pero los galos no se lo iban a poner fácil y por ello, para luchar contra la ocupación, nació la resistencia, con la que colaborarían gran cantidad de españoles que, tras la liberación de París, participaron en el desfile triunfal con los cascos de los soldados alemanes pintados de azul. Cuando De Gaulle los vio, preguntó: «¿Qué hacen todos esos españoles desfilando con las Fuerzas de Francia?». Porque se lo habían ganado. Entre todos aquellos compatriotas que participaron en la resistencia francesa, hubo una valiente gallega a la que el fascismo le había robado un hijo y un marido y que decidió no dejar luchar. Esta es la historia de una vida de película, la de la guerrillera por la libertad número 35.435: Placeres Castellanos.
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